Generación de conquista

 

 

 

 

 

 

“Ministerios juveniles asociados con el propósito de multiplicarse y aumentar así la Influencia sobre cada ciudad”

 

 

Martin Luther King

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿POR QUE HOY?; O ¿Por qué NO HOY?

 

 

 

Pensar no esta de moda, creer que no pueden haber cambios substanciales es de muchos, tener sueños he ideales parece ser cosa de pocos.

 

¿Será que tenemos que quedarnos?; ¿Qué la corriente tiene que poder mas que nosotros? Y si, al final, me imagino escuchar, no somos tan fuertes, y a la verdad no lo somos.

 

¿Pero?; ¿En que creemos?; o mejor dicho; ¿En quien creemos? ¿No es acaso en Cristo Jesús?; ¿No es acaso en el evangelio?

 

Pienso, reflexiono, sino será que en momentos como los que hoy vivimos de fe pobre, de pocos sueños, de creencias derrotistas en medio de tantas predicas de prosperidad y éxito, que es buen momento para que los ideales de la gran reforma de Lutero, o mas bien, que la fortaleza, el tesón, le euforia del cambio es lo que tiene que levantar gigantes espirituales, gigantes que van otra vez a la fuente de donde tantos guerreros se han nutrido, de donde el gran David bebió para hacer caer al enemigo, de donde bebieron Josué y Caleb, esa agua de vida que les llevo a ver las circunstancias de una forma tan particular, y a pesar de la poca fe del resto no decayeron sus fuerzas y las mantuvieron hasta el momento propicio donde era necesario el despliegue de tan grande valentía que no puede venir de nosotros sino de la fuente inagotable del todopoderoso.

 

Pienso, sueño, y deseo ver una generación con la fuerza del gran Moody o de aquel famoso Wesley, hombre que trastornaron su mundo, que por el poder de Dios vieron cosas que muy pocos han visto, y que solo ven aquellos que entienden que ese camino empieza por la conquista del Espíritu Santo de sus propios corazones, que comienza por el rendimiento total, el derrotarse voluntariamente ante aquel que puede, ante el único que verdaderamente puede.

 

Humildemente llamo a través de estas líneas a esos, que tiene que haber aun, que estoy seguro que hay en esta tierra, que en muchos ámbitos se ha amparado en la mediocridad, en lo del montón, en aquellas cosas que cuestan poco pero que de la misma forma redundan en poco resultado, en aquellas cosas que no demandan mucho pero que tampoco mucho dan.

 

No es mi intención la critica; en lo mas mínimo, ya que entiendo que la critica por si sola no produce nada mas que resentimientos, nada que mas que desánimos. No quiero, ni estoy criticando a ninguno de aquellos que han sembrado con mucho esfuerzo en este país tan amado, no tengo ningún derecho de hacerlo, no debo mas que agradecer a aquellos que nos dieron tanto, que fueron y en muchos casos son una bendición para nuestras vidas, por lo cual seria necio de mi parte no reconocerles, honrarles, y pedirles vuestra bendición, ya que si hoy en alguna cosa podemos o tenemos la posibilidad de crecer algo mas que ustedes fue porque ustedes fueron primeros, dando, sembrando, bendiciendo la tierra con vuestras oraciones, enseñanzas y lagrimas.

 

Hoy, porque no hoy, convoco a que aquellos que creen en una reforma, en una revolución por el evangelio de Cristo; no hablo de violencia física en ningún punto, muy lejos de mi este esto, pero si de violencia, si así se le puede llamar en nuestros espíritus, violencia en nuestra consagración y en nuestro accionar para el avance de evangelio en todos los ámbitos de la sociedad, y cuando hablo de todos a eso mismo me refiero. No hablo de ministerios de fama entre nosotros, hablo de reforma, del levantamiento del ejercito de Dios por todos lados a la vez, desde todos los frentes, pero en unidad, en un mismo sentir, cargados de idealismo, pero despojados de todo peso de vanagloria y exitismo, buscando seriamente que El Rey sea levantado y no nosotros, ya que es Su levantamiento lo que traerá el cambio profundo que nuestra tierra y toda la tierra necesita.

 

 

 

 

 

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